lunes, 12 de enero de 2015

GRANADA / INVESTIGACIÓN

Los bailaores con duende flamenco tienen la nariz y glúteos más fríos.

Día 07/01/2015 - 15.29h














Investigadores de la Universidad de Granada logran medir
científicamente la huella térmica de los mejores flamencos
del mundo .
«Tiene duende». Es una de las expresiones más escuchadas, y al mismo tiempo alabadas, dentro del mundo del flamenco. Todos lo persiguen, y dicen, los entendidos en la materia, que se tiene o no se tiene, «se puede trabajar mucho, ser un excelente flamenco, pero si no se siente, no hay nada que hacer. La perfección no está reñida con esa magia que sale del alma», así lo describe un famoso cantaor de las cuevas del Sacromonte en Granada.
Y eso que él no sabe definir, pero sí percibir, es lo que un equipo de científicos de la Universidad de Granada ha logrado medir, por primera vez en el mundo, el «duende flamenco». Para encontrar eso que la Real Academia Española cataloga como «encanto misterioso e inefable», los investigadores granadinos han utilizado una termografía, una técnica basada en la detección de la temperatura de los cuerpos, aplicada, en este caso al campo de la psicología.
Se trata de recoger la huella térmica del duende flamenco, un criterio objetivo que permitirá discernir qué bailaores lo sienten realmente y cuáles no. Y como no todo el mundo tiene la sensibilidad de la vieja bailarina gitana La Malena, que un día oyendo tocar a Brailowsky un fragmento de Bach dijo «Olé, esto tiene duende», el método científico ratificará a los buenos artistas del mundo del Flamenco.
En el estudio, que ha estado coordinado por la investigadora Elvira Salazar López del Departamento de Psicología Experimental de la UGR, participaron 10 bailaoras profesionales de flamenco, alumnas del último año del Conservatorio Profesional de Danza de Granada, que llevaban al menos una década bailando. Todas ellas se sometieron a diversas pruebas, en las que mediante un termógrafo de última generación, los científicos midieron su temperatura basal en reposo, y la temperatura de diversas partes de su cuerpo mientras bailaban flamenco, y también mientras visionaban vídeos en los que otras personas estaban actuando.
«El resultado fue muy curioso», explica Salazar, «estas mujeres al bailar y concentrarse en sentir lo que bailaban experimentaban un estado que en el estudio de empatía se define como estrés empático, y eso suponía un importante descenso de la temperatura en nariz y glúteos». La oscilación térmica era de unos 2,1 grados menos mientras bailaban y un grado, cuando visionaban una grabación de flamenco.
Con este estudio se concluye cómo la huella térmica del flamenco está relacionada con la activación de diversas áreas cerebrales, habilidades técnicas, empatía y duende flamenco de las personas.
«Estos experimentos demuestran que cuanto mejor es la técnica al bailar menor es el estrés empático del artista, que tener buena técnica ayuda, pero no es suficiente, y que el sentir el duende implica un estado emocional contrario a tener empatía, y la temperatura de los glúteos y nariz es un excelente marcador de este estado», ha querido concretar Salazar.
Así, que ahora, además de la explicación del poeta Federico García Lorca, en su conferencia Teoría y juego del duende, que lo definía como «un poder misterioso que todos sienten y que ningún filósofo explica», los científicos granadinos podrán comprobar «a ciencia cierta» qué artistas tienen duende… y cuáles no lo tienen.